jueves, 8 de septiembre de 2011

Volver a vivir...



Táchenme de apasionado, de que no tengo un aparato crítico, de dejarme llevar por mis emociones; pero ¿cuántos de ustedes no han tenido un sentimiento que aflora cuando menos se lo esperan?

Así ocurrió el pasado 27 de agosto, cuando por azares del destino, tuve la fortuna de asistir a la exhibición aérea: La Gran Fuerza de México, misma que se llevó acabo en la Base Aérea de Santa Lucia. Desde un día antes tuve esa emoción como cuando esperamos la mañana de navidad o cuando estamos a punto de pedir a una chica que sea nuestra novia.

A pesar de ello debía compórtame, ya que treinta y tres años pesan sobre mi persona y andar con niñerías no es mi estilo, no obstante al pisar la pista de maniobras de este espacio, retrocedí años atrás en mi memoria.

Ese viaje me transportó a mi infancia y me vi acompañado de mi padre recurriendo ese mismo espacio tomado de su mano; solo que el tumulto, el barullo y el ambiente de ese día me regresaron a la realidad. No obstante hubo un momento, un flash, que me atrajo y como alguien que nos espera en la estación del tren llamo mi atención.

Entre la multitud que acudió ese día, pude ver una pieza de mi pasado y aunque suene cursi, me dijo “no te olvides de mí”. ¿Qué fue eso que me obligó a voltear y buscar entre tanta gente?, fue un solo avión de los tantos que están en esa base.

¿Por qué? Porque hace aproximadamente treinta años este avión y su servidor nos conocimos un 16 de septiembre, y volverlo a ver me hizo notar como ha pasado el tiempo. En aquellos años lo vi con la emoción de un niño que realizaba su primer vuelo, sin ninguna otra intensión que cumplir el sueño de volar; hoy lo vi con otros ojos, lo vi como un objeto de estudio de lo que mas me apasiona, lo vi como el vehículo que es, recorrió mi mente toda la información que he recabado sobre su historia. Sin embargo no pude evitar el volver a mi infancia y como cualquier inocente niño me sentí como si hubiera recuperado aquel juguete que se pierde en la calle.

Al verlo sucio, maltratado, hecho una chatarra, sentí nostalgia y aflicción, no obstante también me sentí aliviado, ya que en estos años he tenido grandes perdidas personales y verlo estático, paciente, esperando su hora cero, fue reconfortante, ya que un pequeño trozo de mi pasado volvía a estar cerca.

Se que suena ridículo, pero sino tuviéramos sentimientos, ¿que sería de nosotros como sociedad?, así que pensé, todos tenemos algo que nos mueve los sentimientos (de ahí que exista el arte, la cultura, la historia, etc.) para mi volver a ver este avión fue un aliciente, un descanso, un…. Volver a vivir.

Así este viejo Boeing 727 matriculado como la 503, que esta listo para ser desguazado y su servidor, como en una historia de amor, al mas puro estilo de Hollywood, nos reencontramos treinta y tantos años después, posiblemente para no hacerlo nunca mas.


Gracias.

No hay comentarios: