jueves, 12 de diciembre de 2013

La debatida Reforma Energética


Mucho se esta hablando de la Reforma Energética y lo único real es que todos perdemos con ella, ya que como usuarios  poco a poco hemos entregado el control y la autonomía de este sector a unos cuantos mexicanos, que han socavado y mermado las  empresas encargadas de proveer de energía al país.

Por otro lado, la solvencia que la producción de energéticos ofrece en otros países, aquí se ha estancado al ser únicamente de la administración estatal, esto ha llevado a que el monopolio crezca y reduzca la capacidad de crecimiento que empresas como Exxon, Texaco, Mobil, etc., tiene gracias a su libertad de estar manejadas por empresarios.

Pero mi comentario no gira en este entorno, pues este espacio es para la historia de la aviación y por ello es justo reconocer como en este sector, las principales productoras de energéticos del país han visto reducido hasta casi desaparecer su poder aéreo.

Así es, la flota de PEMEX se ostento como una de las mas grandes y nutridas de la aviación federal a finales de los años ochenta y mediados de noventa. Ya que operó desde aviones pequeños, tipo jets ejecutivos, hasta un enorme L-100-30 (versión civil del C-130 Hércules), este último aun se puede ver volando, ya que al terminó de su contrato con la paraestatal pasó a la flota de la Fuerza Aérea Mexicana.




            (Así lucia de civil este L-100-30, que ahora esta incorporado a la Fuerza Aérea Mexicana)
                                                                Foto: airliners.net


Su base de operaciones estuvo aun costado de la plataforma Presidencial, en el AICM, desde ahí se podía ver aviones como el Foker F-27 (ex FAM), helicópteros  Bel 202, 212, Aeroespatiale Puma y Súper Puma, etc., de aquí se desplazaba personal y equipo a las zonas con explotación petrolera, de igual manera en aeropuertos como el de Veracruz, Tampico, Campeche, era frecuente ver diversas aeronaves de ala rotativa y fija que enlazaban tierra firme con las plataformas petroleras. Incluso existieron helicópteros ambulancias en las refinerías como la  de Tula.
Posteriormente con la descentralización del aeropuerto, la base se desapareció y la flota muy posiblemente se dispersó entre otras dependencias gubernamentales y privadas, como fue el caso del Hércules. En su lugar quedó  un cuartel de los Guardias Presidenciales de la Armada de México y con la construcción de la T2 se desapareció definitivamente.

Por otro lado, la CFE ha operado también un número considerable de aeronaves, sobre todo en modalidad de carga y equipos de ala rotatoria, su hangar fue mas pequeño que el de PEMEX, pero aun así tuvo gran actividad aeronáutica, ocupó entre otro tipo de aviones un Electra, Convair 580, Douglas DC-3 y Dc-4 (ex Mexicana) y de helicópteros empleó desde Bell 47, 202, Aeroespatiale Puma, MD 902, etc.,  sobre todo para la transportación de personal y elevar estructuras de torres de alimentación.




                                                       Aeroespatiale AS-Puma en el MUTEC


Todavía era posible observar parte de la chatarra, perdón, de la flota de CFE en el MUTEC, ahí estaban expuestos dos helicópteros que sirvieron para la construcción y revisión de las líneas de alimentación de esta empresa; es mas para aquellos que les guste la sopa Maruchan, pueden observar en uno de sus comerciales a un piloto que se come una de estas sopas a bordo de un helicóptero Bell propiedad de CFE, y para aquellos que viva cerca de torres de energía de alta tensión, no les extrañe ver de ves en cuando un helicóptero sobre volar estas estructuras para ver que todo este en orden.



Hermosa imagen, de un DC-4 con los colores de PEMEX aterrizando en el AICM y al fondo un DC-10 de                                            Aeromexico con su cromática setentera. Foto: airliners.net



Sin embargo, administración tras administración, se han encargado de hacer que estos servicios sean asignados a empresas privadas, no se bien, si en favor de la economía de la empresa o como una forma de reducir la plantilla laboral de las mismas, pero lo que es un realidad es que poco a poco estas empresas (PEMEX y CFE) han dejado en manos privadas la administración de sus servicios de transporte aéreo.

Esto me lleva a pensar en que la actual reforma que se pretende implementar no nació en este sexenio, mas bien surgió dese hace ya varias décadas, pero en áreas que no apreciábamos con facilidad y que como ocurre en todas partes, al irse acabando los recursos, se esta poniendo a la venta todo lo que se pueda. Pero esa discusión se la dejo a los politólogos y economistas.





Un helicóptero Bell 407 que actualmente emplea CFE para traslado y revisión de líneas, presten atención  que la matricula es XA, indicativo que se trata de una aeronave privada, si esta fuese del servicio federal, la inicial debería ser XC. Foto: airliners.net



Yo me quedo añorando mis recuerdos de la plataforma aérea de Pemex y de CFE, contemplando como aquellos vetustos aviones llevaban en sus entrañas, tubos, cajas, maquinas, personal, etc., a las zonas que requerían expandirse o donde se hacia una nueva exploración. Y dejó a la reflexión, como la aviación ha estado presente en casi todas las áreas de gobierno de este país y poco a poco se desdibuja, al igual que las secretarias que se sirvieron de ella por mucho tiempo.


Gracias.









viernes, 20 de septiembre de 2013

Alas de Esperanza...

Nuevamente, las Fuerzas Armadas son exigidas a su máximo, y si, se bien que a muchos no les agrada esta postura, pero en realidad es interesante observar como la disciplina, el esfuerzo y la fortaleza de los hombres y mujeres del ejercito permiten dar apoyo a quienes lo requieren.

Y justamente hace 28 años el ejército fue duramente criticado por su postura impávida ante la tragedia del sismo de 1985. En aquella ocasión, debo reconocerlo, nuestras fuerzas militares no sabían que hacer, únicamente montar guardias y prevenir enfrentamientos.

Pero a lo largo de todo este tiempo los miembros de esta institución, así como los altos mandos han delineado una serie de estrategias que han permitido hacer frente a situaciones realmente fuertes.
Como resultado de esta evolución de sus estrategias, se crearon el plan DN-III y el Plan Marina, que aglutinan una serie de procedimientos para poder identificar, contener y resarcir los daños provocados por cualquier agente perturbador.

Desgraciadamente, la falta de interés por fomentar la Protección Civil a nivel sociedad y el oportunismo político han facilitado que las desgracias aumenten en victimas y en costos para la federación y por ende para nosotros.Este desinterés genera que instituciones como el Ejército, Fuerza Aérea y Marina empleen los mismos recursos para todo tipo de operaciones, lo cual causa desgaste y deterioro de vehículos, herramientas y compromete la seguridad de los miembros de la institución y de las victimas.

Como ejemplo de esta situación,  tenemos el Escuadrón de Transporte Logístico 502 de la Fuerza Aérea Mexicana, compuesto por maquinas que pertenecieron a Mexicana de Aviación y vieron sus años de gloria en las décadas de los años setenta y ochenta., y cuyo mantenimiento es muy costoso ya que la línea de producción de estas aeronaves cerró a mediados de los noventa.

Los equipos a los que hago mención son los veteranos Boeing 727-100 y 200, que hemos visto desfilar o en eventos muy destacados,  acompañados por otros veteranos del aire, los F-5. Esta situación en lo personal me preocupa, ya que estas maquinas aunque aun serviciales, ya no están en su mejor momento y podrían (espero que no se de el caso) generar accidentes de consecuencias graves.



Boeing 727 - 200 Ex Mexicana de Aviación



Otro caso es de los veteranísimos C-130 Hércules, los cuales se vieron fortalecidos en los  años 2005 a 2006 con aeroplanos traídos de Inglaterra e Israel.  De aquellas maquinas solo subsisten 2 en condiciones de vuelo, el resto esperan el desguace en la base aérea de Santa Lucia en el Estado de México.

C- 130 en proceso de baja
Todos estos aeroplanos que he mencionado se han convertido en los caballos de batalla para los diferentes puentes aéreos en todo el territorio nacional. En honor a la verdad, el gobierno y altos mandos tanto navales como militares han adquirido equipos de ultima generación, como los CASA 295 y el SPARTAN de Alenia, que representan un paso en la modernización de los equipos aéreos, no obstante considero que es urgente que las autoridades fijen una posición abierta a renovar al cien por ciento las flotas de aeronaves y mas aun de cargueros pesados. 

Spartan de nueva adquisicón

Este año el alto mando notifico sobre la salida de servicio del IAI Arava, el cual fue coequipero de los C-130 y voló en arduas misiones a lo largo de sus treinta y tantos años de servicio en el país, la pregunta es ¿Quién los reemplazara?


El "Aguacate" IAI ARAVA

Sumado a esto surge otra inquietud, si únicamente tenemos dos Hércules, cinco B-727, que pasara en el futuro próximo cuando se vuelva a requerir establecer puentes aéreos en terreno nacional o internacional, recordemos el caso de Haití, como podrá ser transportada la ayuda, equipo y personal hasta las zonas siniestradas.

Espero no volver a los tiempos de Santa Anna, cuando todo se hacia a lomo de mula, no obstante la intención de esta nota no es criticar a los valientes hombres de las instituciones militares,  mas bien exponer ante quien lea este trabajo, que aunque sea uno de tantos mexicanos, esta al pendiente de las necesidades de sus fuerzas armadas, las cuales como dije y seguiré manifestando son:

        LA GRAN FUERZA DE MÉXICO


Gracias...

JHernandez.



  

domingo, 30 de junio de 2013

Recomendación literaria: Cielito lindo

Cielito Lindo
Jesús Hernández




La Segunda Guerra Mundial es uno de los acontecimientos que más ha cautivado a la imaginación de autores; gracias a lo cual y a través de sus obras podemos percibir una amplia gama de sentimientos, acciones y acontecimientos, que lo mismo estrujan la más profunda antipatía hacia la cerrazón de la guerra o exaltan los más altos rasgos de humanidad que una catástrofe así puede generar.

Dentro de las obras que nos llevan a conocer esta etapa de la historia, surge un relato que nos invita a conocer cómo la Guerra Mundial afecto a nuestra sociedad, misma que debemos recordar se encontró en la transición de una guerra intestina, hacia una pacificación que prometió ser la solución a los problemas de atraso que se sufrió desde inicios del siglo XX.

Gracias a la pluma de David Martín del Campo y a su obra Cielito Lindo, podemos conocer cómo nuestras fuerzas armadas se prepararon para incorporarse a la larga lista de hombres que combatieron en los diferentes frentes de este importante episodio. De esta manera en una perfecta mezcla de elementos reales y ficticios, el autor nos va conduciendo a través de las vivencias que el casi mítico “Escuadrón 201” tuvo en su travesía hacia el frente del Pacifico, concretamente a la isla de Filipinas.
Así el escritor nos relata aquellos sucesos que muchas veces no se reportan en los partes militares y comunicados oficiales y que más bien se deben buscar en las voces de aquellos que fueron los protagonistas. De esta manera y tomando como base la historia de la FAEM (Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana), mejor conocido como el “Escuadrón 201”, el autor recrea los preparativos para esta misión, en donde existió todo un proceso fuerte, formal y desgastante para que nuestros soldados combatieran fuera de las fronteras mexicanas, proceso en el cual no estuvieron exentos de sucesos tan humanos como el amor, la amistad, la fraternidad, dejándose ver de vez en cuando la psicología de cada uno de los integrantes de este grupo, exponiendo así sus miedos, traumas y formas de ser.

En este tenor, el relato fantástico se escribe a través de lo que podemos considerar la memoria colectiva del grupo y tomando una de tantas narraciones que surgieron entre aquellos hombres, el autor se enfoca en la vida del Capitán Alberto Cantú, el cual nos expone a través de su diario personal el acontecer en el entrenamiento, en el frente de batalla y en su vida personal. Es en esta parte donde surge una historia de amor entre Cantú e Idalia, habitante de aquella región, quien se convierte en la amante de nuestro protagonista, con la cual él redescubrirá y valorará su existencia, a un grado tal de tener la disyuntiva de volver o quedarse en aquellas latitudes. Sin embargo, la trama nos conduce a un final que estremece y nos obliga a reflexionar sobre las decisiones que por amor o por deber tenemos que tomar.

Dentro de los datos históricos desfilan en este escenario personajes llanos que únicamente sirven para dar cuerpo a la obra, así como importantes protagonistas de nuestra aviación militar, baste con nombrar a Juan Aldasoro, pilar de la industria aeronáutica nacional, así como a los miembros más recordados de esta expedición como Fausto Vega Santander, Mario López Portillo, etc.

Con una trama muy entendible y llena de referentes que facilitan la ubicación temporal de la obra, el autor pinta los escenarios por los cuales el protagonista y el resto de los personajes enfrentaron no solo al enemigo militar, sino a la misma soledad y el miedo de caer fuera de la tierra que los vio nacer. Así, poco a poco se presentan al lector las hazañas y sinsabores que el grupo enfrentó en medio de una tierra extraña, donde no solamente acataron órdenes de los superiores, también dieron cumplimiento a lo que les dictó su corazón.

Aquellos que gustan de acciones militares, y sobre todo, aeronáuticas, podrán deleitarse al casi poder oler y saborear el humo de los motores, el calor de los disparos y la angustia de los accidentes que este escuadrón tuvo dentro de su participación en aquel teatro de operaciones. Personalmente, leer este material y al confrontarlo con las fuentes disponibles para el estudio del Escuadrón 201, fue una experiencia en la cual casi se pueden tocar aquellos legendarios aviones P-47 Thunderbolt, con los cuales combatieron aquellos hombres. Sumado a esto y con la ayuda del autor, es posible trasladarse a aquel momento, sentir el calor de la selva y percibir el olor a vegetación de las Filipinas. A manera de colofón, al terminar la guerra, Cantú regresa a su país donde enfrenta un juicio que se impuso a sí mismo, debiendo callar por años su vida en Filipinas, a fin de continuar con un matrimonio que dejó al partir al frente. En este proceso, el autor mantiene en angustiosa espera al protagonista, quien finalmente abandonará esta vida en medio de dos amores, cargando fuertes remordimientos y con un deseo de volver a Filipinas a reconstruir aquella historia con Idalia.


Finalmente debo comentar que este autor hace una importante aportación a la historia de nuestro país, ya que la novela histórica no solamente nos permite conocer los acontecimientos a los cuales está refiriéndose, también da voz a aquellos que participaron directa o indirectamente en dicho momento. De esta manera, aquellos que buscan desmitificar un poco la actuación del 201 en las Filipinas, no sólo encontrarán en este libro una ventana para descubrir este episodio en el que México se inscribió en la historia Mundial, sino que también podrán deleitarse con las voces, los sonidos, los olores y los sabores de la época, una época que se aleja más de nuestra realidad y que gracias a este texto deja el territorio de la leyenda para ocupar su sitio dentro de la historia formal.

Del Campo, David Martín. Cielito Lindo. México, Planeta. 2000. 222 pp.