domingo, 30 de junio de 2013

Recomendación literaria: Cielito lindo

Cielito Lindo
Jesús Hernández




La Segunda Guerra Mundial es uno de los acontecimientos que más ha cautivado a la imaginación de autores; gracias a lo cual y a través de sus obras podemos percibir una amplia gama de sentimientos, acciones y acontecimientos, que lo mismo estrujan la más profunda antipatía hacia la cerrazón de la guerra o exaltan los más altos rasgos de humanidad que una catástrofe así puede generar.

Dentro de las obras que nos llevan a conocer esta etapa de la historia, surge un relato que nos invita a conocer cómo la Guerra Mundial afecto a nuestra sociedad, misma que debemos recordar se encontró en la transición de una guerra intestina, hacia una pacificación que prometió ser la solución a los problemas de atraso que se sufrió desde inicios del siglo XX.

Gracias a la pluma de David Martín del Campo y a su obra Cielito Lindo, podemos conocer cómo nuestras fuerzas armadas se prepararon para incorporarse a la larga lista de hombres que combatieron en los diferentes frentes de este importante episodio. De esta manera en una perfecta mezcla de elementos reales y ficticios, el autor nos va conduciendo a través de las vivencias que el casi mítico “Escuadrón 201” tuvo en su travesía hacia el frente del Pacifico, concretamente a la isla de Filipinas.
Así el escritor nos relata aquellos sucesos que muchas veces no se reportan en los partes militares y comunicados oficiales y que más bien se deben buscar en las voces de aquellos que fueron los protagonistas. De esta manera y tomando como base la historia de la FAEM (Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana), mejor conocido como el “Escuadrón 201”, el autor recrea los preparativos para esta misión, en donde existió todo un proceso fuerte, formal y desgastante para que nuestros soldados combatieran fuera de las fronteras mexicanas, proceso en el cual no estuvieron exentos de sucesos tan humanos como el amor, la amistad, la fraternidad, dejándose ver de vez en cuando la psicología de cada uno de los integrantes de este grupo, exponiendo así sus miedos, traumas y formas de ser.

En este tenor, el relato fantástico se escribe a través de lo que podemos considerar la memoria colectiva del grupo y tomando una de tantas narraciones que surgieron entre aquellos hombres, el autor se enfoca en la vida del Capitán Alberto Cantú, el cual nos expone a través de su diario personal el acontecer en el entrenamiento, en el frente de batalla y en su vida personal. Es en esta parte donde surge una historia de amor entre Cantú e Idalia, habitante de aquella región, quien se convierte en la amante de nuestro protagonista, con la cual él redescubrirá y valorará su existencia, a un grado tal de tener la disyuntiva de volver o quedarse en aquellas latitudes. Sin embargo, la trama nos conduce a un final que estremece y nos obliga a reflexionar sobre las decisiones que por amor o por deber tenemos que tomar.

Dentro de los datos históricos desfilan en este escenario personajes llanos que únicamente sirven para dar cuerpo a la obra, así como importantes protagonistas de nuestra aviación militar, baste con nombrar a Juan Aldasoro, pilar de la industria aeronáutica nacional, así como a los miembros más recordados de esta expedición como Fausto Vega Santander, Mario López Portillo, etc.

Con una trama muy entendible y llena de referentes que facilitan la ubicación temporal de la obra, el autor pinta los escenarios por los cuales el protagonista y el resto de los personajes enfrentaron no solo al enemigo militar, sino a la misma soledad y el miedo de caer fuera de la tierra que los vio nacer. Así, poco a poco se presentan al lector las hazañas y sinsabores que el grupo enfrentó en medio de una tierra extraña, donde no solamente acataron órdenes de los superiores, también dieron cumplimiento a lo que les dictó su corazón.

Aquellos que gustan de acciones militares, y sobre todo, aeronáuticas, podrán deleitarse al casi poder oler y saborear el humo de los motores, el calor de los disparos y la angustia de los accidentes que este escuadrón tuvo dentro de su participación en aquel teatro de operaciones. Personalmente, leer este material y al confrontarlo con las fuentes disponibles para el estudio del Escuadrón 201, fue una experiencia en la cual casi se pueden tocar aquellos legendarios aviones P-47 Thunderbolt, con los cuales combatieron aquellos hombres. Sumado a esto y con la ayuda del autor, es posible trasladarse a aquel momento, sentir el calor de la selva y percibir el olor a vegetación de las Filipinas. A manera de colofón, al terminar la guerra, Cantú regresa a su país donde enfrenta un juicio que se impuso a sí mismo, debiendo callar por años su vida en Filipinas, a fin de continuar con un matrimonio que dejó al partir al frente. En este proceso, el autor mantiene en angustiosa espera al protagonista, quien finalmente abandonará esta vida en medio de dos amores, cargando fuertes remordimientos y con un deseo de volver a Filipinas a reconstruir aquella historia con Idalia.


Finalmente debo comentar que este autor hace una importante aportación a la historia de nuestro país, ya que la novela histórica no solamente nos permite conocer los acontecimientos a los cuales está refiriéndose, también da voz a aquellos que participaron directa o indirectamente en dicho momento. De esta manera, aquellos que buscan desmitificar un poco la actuación del 201 en las Filipinas, no sólo encontrarán en este libro una ventana para descubrir este episodio en el que México se inscribió en la historia Mundial, sino que también podrán deleitarse con las voces, los sonidos, los olores y los sabores de la época, una época que se aleja más de nuestra realidad y que gracias a este texto deja el territorio de la leyenda para ocupar su sitio dentro de la historia formal.

Del Campo, David Martín. Cielito Lindo. México, Planeta. 2000. 222 pp.

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