Cielito Lindo
Jesús
Hernández
La Segunda Guerra Mundial es uno de los acontecimientos que más ha cautivado a la imaginación de autores; gracias a lo cual y a través de sus obras podemos percibir una amplia gama de sentimientos, acciones y acontecimientos, que lo mismo estrujan la más profunda antipatía hacia la cerrazón de la guerra o exaltan los más altos rasgos de humanidad que una catástrofe así puede generar.
Dentro de las
obras que nos llevan a conocer esta etapa de la historia, surge un relato que nos
invita a conocer cómo la Guerra Mundial afecto a nuestra sociedad, misma que debemos
recordar se encontró en la transición de una guerra intestina, hacia una pacificación
que prometió ser la solución a los problemas de atraso que se sufrió desde inicios
del siglo XX.
Gracias a la
pluma de David Martín del Campo y a su obra Cielito Lindo, podemos conocer cómo
nuestras fuerzas armadas se prepararon para incorporarse a la larga lista de hombres
que combatieron en los diferentes frentes de este importante episodio. De esta manera
en una perfecta mezcla de elementos reales y ficticios, el autor nos va conduciendo
a través de las vivencias que el casi mítico “Escuadrón 201” tuvo en su travesía
hacia el frente del Pacifico, concretamente a la isla de Filipinas.
Así el
escritor nos relata aquellos sucesos que muchas veces no se reportan en los
partes militares y comunicados oficiales y que más bien se deben buscar en las
voces de aquellos que fueron los protagonistas. De esta manera y tomando como
base la historia de la FAEM (Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana), mejor
conocido como el “Escuadrón 201”, el autor recrea los preparativos para esta
misión, en donde existió todo un proceso fuerte, formal y desgastante para que
nuestros soldados combatieran fuera de las fronteras mexicanas, proceso en el
cual no estuvieron exentos de sucesos tan humanos como el amor, la amistad, la
fraternidad, dejándose ver de vez en cuando la psicología de cada uno de los
integrantes de este grupo, exponiendo así sus miedos, traumas y formas de ser.
En este tenor,
el relato fantástico se escribe a través de lo que podemos considerar la memoria
colectiva del grupo y tomando una de tantas narraciones que surgieron entre aquellos
hombres, el autor se enfoca en la vida del Capitán Alberto Cantú, el cual nos expone
a través de su diario personal el acontecer en el entrenamiento, en el frente
de batalla y en su vida personal. Es en esta parte donde surge una historia de
amor entre Cantú e Idalia, habitante de aquella región, quien se convierte en
la amante de nuestro protagonista, con la cual él redescubrirá y valorará su
existencia, a un grado tal de tener la disyuntiva de volver o quedarse en
aquellas latitudes. Sin embargo, la trama nos conduce a un final que estremece
y nos obliga a reflexionar sobre las decisiones que por amor o por deber
tenemos que tomar.
Dentro de los
datos históricos desfilan en este escenario personajes llanos que únicamente sirven
para dar cuerpo a la obra, así como importantes protagonistas de nuestra
aviación militar, baste con nombrar a Juan Aldasoro, pilar de la industria
aeronáutica nacional, así como a los miembros más recordados de esta expedición
como Fausto Vega Santander, Mario López Portillo, etc.
Con una trama
muy entendible y llena de referentes que facilitan la ubicación temporal de la
obra, el autor pinta los escenarios por los cuales el protagonista y el resto
de los personajes enfrentaron no solo al enemigo militar, sino a la misma
soledad y el miedo de caer fuera de la tierra que los vio nacer. Así, poco a
poco se presentan al lector las hazañas y sinsabores que el grupo enfrentó en
medio de una tierra extraña, donde no solamente acataron órdenes de los
superiores, también dieron cumplimiento a lo que les dictó su corazón.
Aquellos que
gustan de acciones militares, y sobre todo, aeronáuticas, podrán deleitarse al casi
poder oler y saborear el humo de los motores, el calor de los disparos y la
angustia de los accidentes que este escuadrón tuvo dentro de su participación
en aquel teatro de operaciones. Personalmente, leer este material y al
confrontarlo con las fuentes disponibles para el estudio del Escuadrón 201, fue
una experiencia en la cual casi se pueden tocar aquellos
legendarios aviones P-47 Thunderbolt, con los cuales combatieron aquellos
hombres. Sumado a esto y con la ayuda del autor, es posible trasladarse a aquel
momento, sentir el calor de la selva y percibir el olor a vegetación de las
Filipinas. A manera de colofón, al terminar la guerra, Cantú regresa a su país
donde enfrenta un juicio que se impuso a sí mismo, debiendo callar por años su
vida en Filipinas, a fin de continuar con un matrimonio que dejó al partir al
frente. En este proceso, el autor mantiene en angustiosa espera al
protagonista, quien finalmente abandonará esta vida en medio de dos amores,
cargando fuertes remordimientos y con un deseo de volver a Filipinas a
reconstruir aquella historia con Idalia.
Finalmente
debo comentar que este autor hace una importante aportación a la historia de nuestro
país, ya que la novela histórica no solamente nos permite conocer los acontecimientos
a los cuales está refiriéndose, también da voz a aquellos que participaron directa
o indirectamente en dicho momento. De esta manera, aquellos que buscan desmitificar
un poco la actuación del 201 en las Filipinas, no sólo encontrarán en este
libro una ventana para descubrir este episodio en el que México se inscribió en
la historia Mundial, sino que también podrán deleitarse con las voces, los
sonidos, los olores y los sabores de la época, una época que se aleja más de
nuestra realidad y que gracias a este texto deja el territorio de la leyenda
para ocupar su sitio dentro de la historia formal.
Del Campo, David Martín. Cielito Lindo. México, Planeta. 2000. 222 pp.